No me mires,
no me hables,
no te acerques.
Ni te miraré,
ni te hablaré,
ni me acercaré.
Es cierto que quiero,
pero no puedo, o bien
no debo.
Deja de existir,
y de hacerme sufrir...
O mejor, no.
Jamás dejes de existir,
porque ese día,
desaparecerían los límites
de mi furia.
Quiero que me mires,
quiero que me hables,
quiero que te acerques.
Y te miré,
y te hablé,
y me acerqué.
Pero no debí.
Ahora, mil veces
maldita soy.
Ahora, estoy profundamente
hundida en vergüenza.
Ahora...
Ya no me veas.
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