El efecto que causas en mi

Me gusta el efecto que causas en mí,
pues logras que controle mi violencia,
y que no acepte estar deprimida.
Solo pensar en tu sonrisa,
tu voz,
o tu amable personalidad,
una sonrisa se asoma
con más fuerza que la realidad. 

¿Cómo, sino, podría yo seguir contenta,
luego de tanta mala suerte que he tenido?
¿Por qué no me estoy quejando,
y en su lugar escribo la sonrisa
que me provocas? 

Contra el poder de las palabras
solo podría competir tu sonrisa,
y probablemente ganaría:
todo en ti te dá la ventaja,
y adoro poder notarlo
disfrutando de ese encanto.

De este día del que nadie nada rescataría, 

yo me atrevo a rescatar tu sonrisa. 

He notado algo...

...repentinamente me he tranquilizado. Es como si ya no me enloquecieras; aún me das mucha paz, lo que realmente me ayuda, y ocupas mi mente en los momentos que nada pertinente requiere mi atención, pero por fortuna ya no sufro lo que siento por ti.

Me agrada saber que ya no me odio por amarte, y ahora puedo decir con seguridad que eres lo mejor que me ha pasado. Quizás aún enrojeceré frente a ti, sonreiré ridiculamente por tu simple presencia, y llenaré mis pulmones con tu perfume cuando pases junto a mí, pero nada de eso me molestará, ni me resultará doloroso o cruel... supongo que el Amor solo necesita tiempo para ordenarse.

Empezó tan atolondrado, tan ridículo y desenfrenado, no pensé que llegaría a estar en este estado de relajación que ahora siento, al menos no mientras te siguiera deseando... Es dificil asegurar que te amo, mas la manera en que me haces sentir encaja tan perfectamente en su significado, que siento que no puedo usar otra palabra.

Soy consciente del poder que la palabra "Amor" posee, y es por eso que aún dudo en usarla, pero no dejo de mirarte como si fueras magia, ¿Qué palabra merecería denominar lo que siento, aparte de "amor"? 

No diré...

No diré que encarnas la perfección,
porque si empiezo a mentir en este poema,
te estaría dedicando palabras sin fuerza.

El poder de las palabras está en su verdad,
por eso diré que estás en mi cabeza
cada vez que no tengo nada en qué pensar.
Por eso diré que al verte no puedo controlarme,
pero que sí me esfuerzo por intentarlo.
Por eso diré que despierto pensando en ti,
que en solitario grito cuánto me gustas,
y que disfruto dibujarte,
tanto como oírte hablar.

Por eso diré que aún cuando lees algo deprimente,
tu voz contrarresta el sentimiento,
y quedo entre sonreir y llorar.