Fui feliz.
Fui inmensamente feliz
porque mi sentimiento
fue real, fuerte, profundo,
apasionado, inabatible...
Y sigo siendo feliz.
Porque, quiera o no,
el sentimiento permanece;
porque un "se termina acá",
por más que lo acepte,
solo está en mi mente,
lo único que puedo controlar.
Y seguiré siendo feliz.
La correspondencia no es
-porque jamás ha sido,
ni nunca lo será-
condición para la felicidad...
Soy feliz porque así lo quiero,
soy feliz porque así lo deseo;
nada va a cambiarlo.